Una de cada cuatro personas sufrirá de algún problema psicológico como ansiedad o depresión. Muchas de estos pacientes acudirán con su médico o su psiquiatra y serán atendidos con medicamentos conocidos como psicofármacos a pesar de que las guías de tratamientos señalan que la primera opción de tratamiento deberían de ser los tratamientos psicológicos como la Terapia Cognitivo Conductual y no los farmacológicos. Entre los medicamentos que se les recetarán están las benzodiacepinas también conocidos como ansiolíticos o tranquilizantes. Algunos nombres comerciales de esos medicamentos son Valium, Xanax, Ativan, etc.
Este grupo de medicamentos tienen su origen en los sesentas y con el tiempo se ha recabado evidencia de los peligros potenciales que tienen para los consumidores de largo plazo. Algunos de los riesgos incluyen, mayores problemas cognitivos, mayores índices de mortandad entre quienes toman estos medicamentos frente a quienes no los toman, mayores accidentes y caídas e incluso mayor probabilidad de desarrollar demencias como el Alzheimer. Se ha dicho que en adultos mayores que toman por más de 3 meses estos medicamentos incrementan hasta en un 32% la posibilidad de desarrollar demencia y si se toman por más de 6 meses el riesgo incrementa hasta en un 84%. Incluso su uso puede activar síntomas y cuadros depresivos.
A pesar de esta información son muchos los pacientes que siguen tomando estos medicamentos por periodos largos, incluso años, para tratar de aliviar sus síntomas de ansiedad o de insomnio. Sin embargo, las guías médicas señalan que no deben ser usados por más de 2 semanas. Es decir, los ansiolíticos o benzodiacepinas funcionan y pueden darse en situaciones transitorias, de crisis o cuando el paciente está rebasado, pero no deben verse como un tratamiento a largo plazo y mucho menos permanente. Necesitamos recordar que la ansiedad no es una enfermedad, sino una respuesta de nuestro organismo que tiene la finalidad de protegernos, de ahí que tenemos que verla de otra forma, no como algo que tenemos que erradicar, sino como algo que nos alerta de riesgos y oportunidades en la vida. Incluso, podemos aprender a usar la ansiedad a nuestro favor.
Existen otros medicamentos que han mostrado ser más seguros y conllevan menos efectos secundarios como son los antidepresivos ISRS que se usan tanto para la depresión como para la ansiedad, es importante recordar que deben de ser utilizados como segunda opción terapéutica y sólo en casos que realmente deshabiliten al paciente. A pesar de eso, una nueva controversia ha surgido con estos medicamentos (los ISRS) pues en el alivio de la depresión no hacen lo que creíamos que hacían, y la teoría de que la depresión es resultado de un desbalance bioquímico no está respaldada por la evidencia científica.
Por ello, es necesario que las personas sepan que existen estrategias que pueden aprender a través de un proceso psicoterapéutico que les ayude a aliviar dichos síntomas sin conllevar ningún riesgo a su salud. Por el contrario, aprender esas estrategias pueden ser una extraordinaria forma de afrontar la adversidad, además del manejo de la ansiedad o el insomnio.
La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) ha sido estudiada para medir el efecto en los pacientes. Por ejemplo, en el caso de la depresión, los resultados señalan que la efectividad puede ser mayor a la de los medicamentos y que ayuda a prevenir recaídas en los pacientes.
En el caso de la ansiedad la TCC también ha mostrado su efectividad , tanto a corto plazo como a largo plazo. A diferencia de los ansiolíticos no conlleva efectos secundarios de riesgo, además es de breve duración y el paciente aprende estrategias que puede aplicar en otras áreas de su vida. Dicha terapia se ofrece en modalidad individual, grupal, y puede ser presencial o a distancia vía videoconferencia.
Es importante que al acudir con el psicólogo por primera vez le podamos preguntar qué tipo de terapia se aplicará, en qué consiste, cómo se trabaja y qué se puede esperar de ella. Lo más importante en una terapia, es la relación con el terapeuta, su competencia y experiencia y tu disposición a trabajar junto con él o ella. Si tu terapeuta está certificado, es empático, existe una agradable relación con él o ella y te hace trabajar en los conflictos que te aquejan utilizando una terapia basada en evidencia como la TCC entonces ese es un buen terapeuta para ti.
Finalmente, si decides dejar el consumo de los medicamentos, es necesario señalar que no debes hacerlo por ti mismo, pues puedes experimentar lo que se conoce como síndrome de abstinencia que conlleva síntomas muy desagradables e incluso de riesgo. Por ello, es necesario tener un plan junto con tu médico para hacerlo gradualmente y de forma segura. Por lo tanto, habla con tu psiquiatra y con tu psicólogo para explorar junto con ellos nuevas formas de afrontar tu ansiedad mientras deciden qué hacer con los medicamentos que tomas.
Un tratamiento ideal de la ansiedad debe incluir tu bienestar biológico, psicológico, social y espiritual.
En el podcast All in the Mind abordaron este tema de los medicamentos para la ansiedad de una manera pertinente y objetiva, te invito a escucharlo para que conozcas más del tema y de las alternativas que tienes si experimentas altos niveles de ansiedad.
Saludos con aprecio
Dr. Mario Guzmán Sescosse
YouTube: @DrMarioGuzman
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Seminario en línea: La Transformación del adolescente
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