¿Por qué las mujeres se maquillan y los hombres mienten? Una explicación desde la psicología evolutiva.
- marioguzmanphd
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Actualizado: hace 36 minutos
La psicología evolutiva sostiene que el comportamiento humano es resultado de procesos psicológicos evolutivos que tuvieron lugar desde los primeros Homo Erectus y continuaron hasta el Homo Sapiens (nosotros) a través de dos millones de años para incrementar la supervivencia del individuo, la reproducción, la perpetuación de la especie y el éxito del grupo al que se pertenece. Dichos procesos psicológico-evolutivos dieron forma a la singularidad de nuestro cerebro y su super desarrollada corteza prefrontal, a nuestro sistema límbico y a las reacciones emocionales, así como a los comportamientos instintivos que siguen operando en el hombre contemporáneo a pesar de ya no vivir en un ambiente salvaje y de no tener que preocuparse por depredadores o por tribus rivales, pues aunque nuestras sociedades han evolucionado y tecnificado, los procesos evolutivos de la especie se dan a través de millones de años.
Así pues, muchas de nuestras conductas pueden ser explicadas desde dicha hipótesis, sobre todo conductas universales observables en todas las culturas. Cortejo, agresividad, altruismo, conductas sexuales, trastornos mentales, etc. pueden ser explicados desde la psicología evolutiva, que, por cierto, se aplica no solo a humanos, sino también a animales (etología) y desde ahí se hacen lo que llamamos estudios comparados.
Hagamos pues un breve análisis desde dicha disciplina de la frase de Dianne Gothly que recientemente compartí en redes sociales; "Las mujeres se enamoran con lo que escuchan y los hombres con lo que ven, por eso los hombres mienten y las mujeres se maquillan."
La frase habla justamente de los procesos evolutivos empleados en el cortejo humano que incrementan la probabilidad de apareamiento y así la perpetuación de la especie y la transmisión de los genes. A través de la historia de la humanidad, la causa número uno de muerte fue la hambruna; en las mujeres, la hambruna, antes de matarles reduce a cero la

probabilidad de reproducción con un fenómeno llamado amenorrea con el cual pierden su periodo y dejan de liberar óvulos (lo vemos en las chicas con anorexia, por ejemplo) y generan señales físicas evidentes de malnutrición (enfermedad) que no resultan atractivas sexualmente y que la ponen en peligro por la improbabilidad de encontrar pareja, sustento y protección. En cambio, una mujer sana tiene señales evolutivas que muestran su salud y mayor probabilidad de éxito evolutivo-reproductivo; caderas y pechos abultados, cabello abundante, y el tono rojizo de las mejillas y los labios reflejan una mujer sana, joven, alimentada apropiadamente y por lo tanto con mayor probabilidad de éxito evolutivo-reproductivo. Es decir, son señales evolutivas que le dicen al hombre “mírame, no estoy en hambruna, estoy sana, con reserva de grasas y fuerte por lo que soy una excelente candidata para tus genes y procrear juntos.” Es probable, que en las primeras comunidades las mujeres empezaron a imitar e incrementar esas señales maquillando sus caras, acentuando más y más las señales de salud y dando inicio a los procesos de cortejo para llamar la atención de los hombres e incrementar la probabilidad de un compañero.
Pero como todos sabemos, en la sexualidad las mujeres son más selectivas y los hombres más oportunistas como lo señalan los estudios realizados por Clark and Hatfield (1989) y Buss and Schmidt (1993). La razón es que, evolutivamente hablando, el embarazo representaba un riesgo enorme para la mujer, pues la muerte materna era elevadísima, porque uno de cada dos niños no sobreviviría la infancia y porque tener un hijo impedía a la mujer de cazar y cuidarse de depredadores. Por todo ello, necesitaba identificar si el padre de sus hijos sería un buen cazador que proveería suficiente alimento para ella y para sus hijos, si fuera lo suficientemente valiente para protegerlos de depredadores y tribus rivales y si tuviera el suficiente compromiso y motivación para quedarse con ella a largo plazo, pues los niños representaban un riesgo y vulnerabilidad para una mujer sola en un medio salvaje y hostil. De ahí que la mujer desarrolló el mecanismo de selectividad para incrementar la probabilidad de “una buena pareja.” Mecanismo que aún vemos el día de hoy, siendo ella la que tiene que decir “sí acepto” cuando un hombre se le propone, o de manera más alarmante, con el 60% de hombres jóvenes en EUA sin una pareja, por un creciente número de mujeres jóvenes que consideran a los hombres como “no suficientes.”
En cambio, los hombres desarrollaron un mecanismo que podemos llamar oportunista, pues mientras más encuentros sexuales más éxito evolutivo en la transmisión de sus genes. Ese mecanismo los llevó a incrementar dos estrategias que generan atracción en las mujeres, el primero es un cuerpo atlético, pues un hombre musculoso con un cuerpo en forma de V (hombros anchos y abdomen plano) señala acceso a proteína animal, lo cual lo sitúa como buen cazador, valiente y fuerte. Pero la segunda es la comunicación, pues al ser la mujer selectiva el hombre tuvo que aprender a “venderse” y así “bajarle el sol, la luna y las estrellas” diciéndole lo fabuloso que es como cazador y guerrero y lo extraordinaria que sería su vida al lado de él. Pero recordemos, la mujer se embaraza y por nueve meses, más un año de lactancia no tendrá otro hijo, por lo que son por lo menos dos años que no podrá contribuir al Gene Pool, pero en cambio el hombre puede continuar sin parar una y otra vez, y en términos evolutivos eso representa más probabilidad de transmisión genética para la futura generación, representa mayor éxito evolutivo. De ahí que los hombres aprendieron a mentir (y muchos aún lo hacen) para incrementar sus oportunidades en la selección que hacen las mujeres.
Pero hay dos elementos más que necesitamos analizar para comprender por qué las mujeres se maquillan y los hombres mienten; la visión y la audición y su importancia evolutiva en el hombre y en la mujer.
El hombre responde a los estímulos sexuales de manera visual y la mujer de manera auditiva. De ahí la epidemia de adicción a la pornografía en hombres y la adicción a novelas eróticas en las mujeres como Fifty Shades of Grey. Y es que, evolutivamente hablando el hombre desarrolló mecanismos atencionales visuales que agudizan la visión binocular necesaria para la cacería y detección de peligros y oportunidades. La mujer que se maquilla apela a dicha característica masculina, pues el hombre responde más a esas señales visuales que auditivas. De ahí que hasta la fecha las mujeres buscan “lucir bien” cuando buscan cercanía o intimidad sexual con su pareja.
En cambio, las mujeres desarrollaron el mecanismo auditivo y comunicativo por su importante rol en la transmisión de la cultura y la educación de los hijos, pues de ellas dependía que la carne y los recursos se aprovecharán (hasta la fecha prometen al casarse hacer buen uso de los recursos) y que los hijos sobrevivieran. La mejor estrategia para ello era el lenguaje que permitía educar e instruir, pero también conectar emocionalmente. De ahí que las mujeres gocen de largas charlas entre amigas y también que se quejen de que sus maridos no las busquen para platicar o decirles cosas lindas más que cuando quieren tener relaciones sexuales.
En concreto, “las mujeres se enamoran con lo que escuchan y los hombres con lo que ven, por eso los hombres mienten y las mujeres se maquillan” (que también es una forma de mentir ¿o no?), y todo eso es porque en nosotros siguen operando los mecanismos psicológico-evolutivos que nos han convertido en la especie y en los individuos que somos hoy, a pesar de ya no vivir en medio de la selva. Mientras más reconozcamos dichos mecanismos más podremos usarlos a favor y protegernos de su mal uso. De ahí que a las chicas debemos de decirles “no te dejes llevar por lo que te dicen” y a los chicos “no te dejes llevar por lo que ves.”
Con lo dicho algunos se preguntarán ¿y todos los hombres mienten y todas las mujeres buscan llamar la atención modificando su apariencia? ¿estamos condenados a dichas estrategias evolutivas? La respuesta es no, de hecho, nuevos planteamientos en la psicología evolutiva nos hacen ver que hay más estrategias que han sido exitosas. Hay hombres (y son la gran mayoría) que no mienten, que son afectuosos y comprometidos y les ha sido una gran estrategia para que las mujeres sientan confianza, estabilidad y disposición a tener hijos y a la reciprocidad amorosa. Pero aún más, los humanos si tenemos libre albedrío, aunque a veces los evolucionistas lo nieguen, no somos animales preprogramados sin poder modificar nuestras conductas. Tenemos valores, creencias, ideales, religión, propósito, sentido y aspiraciones que nos llevan a la autodeterminación, por lo que no es conveniente vernos solo como resultado evolutivo destinado a actuar de una forma específica, es bueno estar consciente de su influencia en nosotros, pero nosotros podemos tomar el control de dicha influencia.
Quien quiera saber más sobre la psicología evolutiva les recomiendo el libro: Human Evolutionary Psychology
Y para las personas de fe que piensan que la teoría evolutiva y la religión son incompatibles les recomiendo leer Adam, Eve, and Evolution
Saludos a todos
Dr. Mario Guzmán Sescosse